Desde tiempos antiguos, el perfume ha sido una joya cultural y personal, pero identificar cuál fue el primero requiere viajar a diferentes momentos y regiones clave en la historia de la perfumería.
Durante el Barroco, en los siglos XVII y XVIII, las buenas fragancias se convirtieron en un símbolo de lujo y estatus en la corte de Luis XV, conocida como "la corte perfumada".
En este periodo, el uso diario de perfumes era una moda arraigada, y se desarrollaron técnicas avanzadas de extracción de aromas, principalmente en Grasse, cuna de la perfumería de lujo.
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¿Cuál fue el primer perfume de la historia?
En 1709, Jean-Marie Farina creó el Eau de Cologne, inspirado en el Aqua Mirabilis medieval. Su fragancia fresca y cítrica, que combinaba bergamota, naranjas y flores, se popularizó entre las élites europeas, incluidas casas reales y Napoleón.
Hasta el siglo XIX, los perfumes se elaboraban exclusivamente con ingredientes naturales. Sin embargo, avances en la química permitieron la creación de moléculas sintéticas.
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En 1882, Paul Parquet revolucionó la perfumería con “Fougère Royale”, introduciendo la cumarina, un compuesto que abrió las puertas a nuevas familias olfativas.
¿Cómo influyeron los musk sintéticos en la evolución de los perfumes?
A finales del siglo XIX, Albert Baur descubrió los nitroalmizcles, como el Musk Ketone, que replicaban el aroma del almizcle natural. Este avance permitió diversificar las composiciones olfativas, haciendo los perfumes más accesibles y variados.
Desde sus orígenes como un lujo reservado para la realeza hasta convertirse en un elemento esencial de la vida cotidiana, el perfume ahora realza la autoestima y refleja la evolución cultural, científica y artística a lo largo de los siglos.