La hija de Luis Miguel, Michelle Salas, continúa celebrando su matrimonio con el empresario Danilo Díaz en un evento que se ha extendido a lo largo de tres días. Desde el viernes 13 de octubre hasta el día de ayer, 15 de octubre.
Este evento ha captado la atención de muchas personas, y se ha convertido en uno de los más hablados de los últimos tiempos en el mundo del entretenimiento.
Una de las características más destacadas de esta boda ha sido la elección del lugar para la celebración. Michelle y su ahora esposo, han llevado a cabo su evento de ensueño en La Toscana. Una finca estilo medieval que data de más de 1000 años de antigüedad y que es propiedad de los herederos del diseñador italiano Salvatore Ferragamo.
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La Toscana sede de la boda de Michelle Salas
Esta espectacular finca ha sido renovada y convertida en una villa de lujo en Arezzo, en la región de Valdarno, en el corazón de la Toscana. A solo 60 kilómetros de la renombrada ciudad renacentista de Florencia.
La elección de La Toscana como el lugar de celebración ha generado mucha admiración y asombro. Y no es de extrañar, ya que es conocida por su belleza y su ambiente romántico. Se ha convertido en un escenario perfecto para un evento de esta magnitud.
Sin embargo, la elección de este lugar tan exclusivo también ha requerido una gran inversión económica. Según los informes, el alquiler de La Toscana habría costado alrededor de 300,000 dólares por día. Esta cifra fue proporcionada por el periodista Ercole Roccehetti, quien viajó a Italia y compartió esta información con el programa de espectáculos.
Roccehetti señaló que, según las personas del lugar, las bodas prestigiosas con numerosos invitados en La Toscana tienen un costo aproximado de 250,000 a 300,000 dólares por día. Esto significa que para los tres días de celebración, Michelle Salas habría gastado casi 900,000 dólares. Lo que equivale a aproximadamente 16,119,090 pesos mexicanos.
Michelle y su esposa tenía prevista una “pequeña” boda
A pesar del costo aparentemente elevado del evento, Michelle afirmó en una entrevista con Vogue que la boda fue “pequeña” y que la intención era tener una celebración íntima con familiares y amigos cercanos.
“Queríamos algo muy íntimo con nuestra familia y amigos más cercanos. Muy pequeño y muy privado. La idea en realidad era poder encontrarnos con las personas que nos han acompañado en nuestra historia de amor y simplemente reunirlos para celebrar con ellos nuestra unión”.
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A pesar de la inversión en su boda, Michelle Salas y Danilo Díaz han demostrado que su prioridad era crear un ambiente íntimo y acogedor para sus seres queridos. Su elección de La Toscana como escenario para este evento especial, dejó una impresión duradera en aquellos que tuvieron la suerte de ser parte de esta celebración única.