Uno de los comportamientos más comunes que los dueños de perros experimentan es el salto entusiasta de sus mascotas al llegar a casa. Este acto, que puede parecer adorable en un cachorro, puede convertirse en un problema a medida que el perro crece. No todos los saltos son motivo de alarma, pero es importante saber cuándo prestarle atención a este comportamiento.
El salto de un perro puede ser una expresión de alegría y entusiasmo. Sin embargo, si este hábito no se controla, puede resultar incómodo o incluso peligroso, especialmente para niños y personas mayores. Los especialistas en comportamiento canino señalan varios motivos detrás de esta conducta, que van más allá de la simple emoción.
Motivos detrás de los saltos
Los perros saltan principalmente para llamar la atención. Cuando un perro se pone de pie sobre sus patas traseras y salta hacia su dueño, está tratando de interactuar a nivel de los ojos, una forma canina de buscar contacto y comunicación. Según Steve Dale, asesor certificado en comportamiento animal, "los perros utilizan el salto como una manera de establecer un vínculo más cercano con sus dueños y para recibir atención inmediata".
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Otro motivo común es la energía acumulada. Los perros, especialmente las razas más activas, necesitan liberar su energía de alguna manera. Saltar puede ser una forma de expresar su excitación, especialmente después de un período de inactividad o confinamiento. Este comportamiento se observa frecuentemente en perros jóvenes que aún están aprendiendo a manejar su energía.
Además, los perros pueden saltar debido a la falta de entrenamiento adecuado. Si un perro no ha sido enseñado a saludar de manera calmada, el salto se convierte en su forma predeterminada de saludo. Este comportamiento se refuerza si los dueños, sin darse cuenta, lo premian con atención o caricias cada vez que salta.
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Estrategias para evitar los saltos
Para evitar que los perros salten sobre sus dueños o visitantes, una de las estrategias más efectivas es ignorar el comportamiento. Cuando el perro salta, se debe evitar el contacto visual, las caricias o hablarle. En su lugar, se recomienda dar la espalda y sólo prestar atención cuando el perro esté tranquilo. Esta técnica enseña al perro que no recibirá la atención deseada a través del salto.
Otra táctica es redirigir la energía del perro. Antes de entrar a casa, se puede realizar una breve sesión de juegos o ejercicios para ayudar al perro a liberar su energía acumulada. Esto reduce la excitación inicial y disminuye la probabilidad de saltos al saludar. Los paseos largos y el tiempo de juego regular son esenciales para mantener a un perro equilibrado y menos propenso a saltar.
El entrenamiento de órdenes básicas también es fundamental. Enseñar al perro comandos como "siéntate" o "quieto" puede ser muy útil. Practicar estos comandos regularmente y recompensar al perro cuando los obedece refuerza el comportamiento deseado. Este método no sólo evita los saltos, sino que también fortalece la obediencia y el vínculo entre el perro y su dueño.
Con paciencia y consistencia, es posible enseñar a los perros a saludar de manera calmada y respetuosa.