Dentro de la gran variedad de los cárnicos procesados, el queso de puerco ocupa un lugar importante en el consumo de los mexicanos, siendo un ingrediente común en tortas y antojitos en diversas regiones.
Aunque su consumo no se compara con la popularidad de otros embutidos, la Procuraduría Federal del Consumidor decidió dedicarle un espacio en su edición de mayo de la Revista del Consumidor para analizar su composición y su impacto en la salud. ¿Qué contiene y por qué Profeco recomienda moderar su consumo?
¿Qué es el queso de puerco?
Con el objetivo de informar a los consumidores sobre lo que realmente están comiendo, Profeco examinó la naturaleza del queso de puerco. Lejos de ser un derivado lácteo, este producto alimenticio se define como un cárnico cocido y prensado.
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Sus ingredientes principales provienen directamente del cerdo, utilizando partes carnosas, adiposas y cutáneas, especialmente de la cabeza. Estas partes se curan, se pican en trozos pequeños y se les añade un elemento fundamental: la sal.
¿De qué está hecho el queso de puerco?
Además de la carne de cerdo y la sal, Profeco identificó otros componentes en la elaboración del queso de puerco, algunos de los cuales merecen especial atención por su impacto en la salud:
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- Sal común: Juega un papel crucial en la prolongación de la vida útil del producto y en la mejora de su sabor, pero su consumo excesivo es un factor de riesgo asociado a la hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
- Nitritos: Estas sustancias se utilizan para intensificar el color rojo característico de los cárnicos procesados y para inhibir el crecimiento de bacterias. Aunque su uso está regulado por la Secretaría de Salud debido a que son tóxicas y están relacionadas con enfermedades cancerígenas.
- Fosfatos: Se emplean sales de ácido fosfórico para mejorar la capacidad de retención de agua, facilitar la emulsión de la grasa y minimizar la pérdida de proteínas durante la cocción. Si bien cumplen una función tecnológica, su consumo elevado también ha sido objeto de estudio por sus posibles efectos en la salud ósea y cardiovascular.
En cuanto al proceso de elaboración, la procuraduría lo ilustro de la siguiente manera:
Uno de los puntos que más preocupa a Profeco sobre el queso de puerco es su alto contenido de sodio, ya que el consumo excesivo está directamente asociado con la hipertensión y con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo de sodio inferior a 2 gramos al día, sin embargo, en México, el consumo promedio duplica esta sugerencia. Si bien no se trata de un alimento "malo", su contenido de conservadores (nitritos y fosfatos) y, especialmente, su alto nivel de sodio, hacen que la moderación sea la palabra clave.
Disfrutar ocasionalmente de una torta o botana con queso de puerco no representa un peligro significativo para la mayoría de las personas, pero su consumo frecuente y en grandes cantidades podría tener efectos negativos en la salud a largo plazo.