Los datos biométricos están transformando la forma en que interactuamos con la tecnología, desde desbloquear teléfonos hasta realizar trámites oficiales. Su uso se ha extendido a pasaportes electrónicos, sistemas de pago y accesos seguros, gracias a su capacidad para autenticar identidades de manera rápida y precisa.
Sin embargo, esta tecnología, aunque conveniente, plantea nuevos desafíos en términos de seguridad y privacidad. La creciente adopción de la biometría ha despertado el interés de los ciberdelincuentes, quienes buscan explotar cualquier vulnerabilidad para acceder a esta información única.
El auge de la biometría en la vida cotidiana
La importancia de proteger los datos biométricos radica en su naturaleza inmutable: a diferencia de una contraseña, no se pueden cambiar. Este factor los convierte en un blanco atractivo para los atacantes, ya que su robo puede tener consecuencias a largo plazo.
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En un mundo donde la digitalización avanza, entender los riesgos asociados y las medidas de protección es crucial. Organismos y expertos en ciberseguridad, como Kaspersky, han alertado sobre la necesidad de reforzar la seguridad en el manejo de esta información.
¿Qué son los datos biométricos?
Los datos biométricos son características físicas únicas, como huellas dactilares, patrones del iris, el rostro o la voz, utilizadas para identificar a una persona. Estos datos permiten autenticaciones más rápidas y seguras que las contraseñas tradicionales, por lo que se han integrado en documentos de identidad, sistemas bancarios y accesos a dispositivos.
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Sin embargo, su principal desventaja es que, al ser inalterables, un robo implica un daño permanente. Según Kaspersky, el 15% de los colombianos ha sufrido robo de identidad tras filtraciones de datos personales, lo que refleja la gravedad del problema.
Los riesgos de un robo de datos biométricos
Una vez que los datos biométricos son robados, los ciberdelincuentes pueden usarlos para suplantar identidades en plataformas sensibles, como bancos, sistemas de salud o trámites oficiales. Técnicas avanzadas, como el uso de inteligencia artificial para crear deepfakes, permiten falsificar rostros o voces, engañando sistemas de reconocimiento.
Además, los datos robados pueden venderse en mercados ilegales, prolongando el riesgo de fraude. En Colombia, el 59% de la población expresa preocupación por tecnologías como el reconocimiento facial, según estudios de Kaspersky.
Consecuencias y vías de ataque
El robo de datos biométricos puede ocurrir a través de malware, aplicaciones vulnerables o dispositivos mal configurados que capturan imágenes, grabaciones de voz o datos de sensores. Plataformas poco fiables que solicitan biometría sin políticas claras de privacidad son otro punto de riesgo.
Las consecuencias incluyen fraudes bancarios, acceso no autorizado a expedientes médicos o la creación de identidades falsas. La falta de transparencia en el manejo de estos datos por parte de algunas empresas agrava la exposición, haciendo indispensable adoptar medidas preventivas.
Cómo protegerse y conclusiones
Para proteger tus datos biométricos, verifica que las plataformas tengan políticas de privacidad claras y usa autenticación multifactor, combinando biometría con contraseñas o códigos. Mantén dispositivos y aplicaciones actualizados, evita compartir datos en sitios no confiables y emplea soluciones de ciberseguridad robustas.
Las empresas, por su parte, deben implementar sistemas internos seguros, realizar auditorías y capacitar a su personal. La biometría ofrece beneficios innegables, pero su seguridad exige responsabilidad compartida entre usuarios y organizaciones para evitar un daño irreparable.