En la cultura popular, se cree que los mentirosos evitan el contacto visual, se rascan la nariz o se muestran inquietos. No obstante, los expertos afirman que es más eficaz detectar a un mentiroso por su lenguaje verbal que por sus gestos. Las palabras que usan y cómo estructuran sus frases pueden delatarlos más que cualquier tic nervioso.
Los mentirosos tienden a ser menos detallados y más vagos en sus relatos. A diferencia de las personas honestas, que suelen proporcionar una narrativa rica en detalles y coherente, los mentirosos evitan profundizar en sus historias para no caer en contradicciones. Esta falta de detalles es una señal a la que se debe prestar atención.
Estrategias verbales de los mentirosos
Una estrategia común de los mentirosos es la repetición de preguntas antes de responderlas. Esto les da tiempo para inventar una respuesta. Por ejemplo, si se les pregunta "¿Dónde estuviste anoche?", pueden responder con "¿Dónde estuve anoche? Ah, estuve en casa". Este patrón de repetición es una forma de ganar tiempo para pensar.
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Además, los mentirosos frecuentemente usan palabras o frases evasivas. En lugar de responder directamente a una pregunta, pueden optar por respuestas ambiguas o generalidades. Por ejemplo, en lugar de decir "Estuve con Juan en el cine", podrían decir "Estuve por ahí, haciendo algunas cosas". Esta falta de especificidad ayuda a evitar la revelación de detalles que podrían ser fácilmente comprobados.
Otra táctica es el uso excesivo de justificaciones y explicaciones. Los mentirosos suelen sentirse obligados a ofrecer razones innecesarias para sus acciones, intentando así darle más credibilidad a su historia. Por ejemplo, pueden decir "Llegué tarde porque había mucho tráfico y, además, tuve que detenerme a cargar gasolina", cuando una simple explicación bastaría.
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Finalmente, los mentirosos suelen minimizar o suavizar sus declaraciones para que suenen menos graves. Utilizan términos como "solo", "apenas" o "simplemente" para restar importancia a sus acciones. Por ejemplo, podrían decir "Solo tomé prestado el dinero, no lo robé", intentando así reducir la percepción de su falta.
Los expertos señalan que, mientras que los gestos pueden ofrecer pistas, el verdadero detector de mentiras reside en las palabras y la forma en que se estructuran las respuestas. Prestar atención a estas estrategias verbales puede ser clave para desenmascarar a un mentiroso.